El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad aparece en los primeros años de la infancia y se caracteriza por la presencia de tres síntomas fundamentales: el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad. Si bien en los primeros años la hiperactividad y la inatención son los síntomas prioritarios, a medida que se llega a la adolescencia, la hiperactividad decrece, la inatención se mantiene y aumentan las conductas de impulsividad. Más allá de un conjunto de síntomas, supone un problema global en la vida del niño, repercute en el rendimiento académico y afecta a sus juegos y a sus relaciones familiares.