Escuela de Padres

Escuela de Padres

Introducción

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La conducta se aprende desde los primeros momentos de la vida del niño, y conocer a tiempo las normas que rigen este aprendizaje nos permitirá educar mejor al niño y evitar problemas que puedan influir negativamente en su desarrollo personal.

Partimos de la idea central de que los padres tienen gran influencia en el comportamiento de los hijos y que este comportamiento es aprendido y puede modificarse.

Cuando el niño realiza una conducta inadecuada, si no le prestamos ningún tipo de atención estaremos contribuyendo a que abandone esa conducta. Por el contrario si queremos que realice más frecuentemente una determinada conducta deberemos reforzar su acción por medio de nuestra atención, alabanzas, palabras de ánimo, caricias, etc. En conclusión, una conducta se mantiene o desaparece según los efectos o consecuencias que se obtengan tras su realización.

Determinantes de la conducta.

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La conducta de los niños, como la de todas las personas, puede estar determinada por dos tipos de factores.

FACTORES INNATOS.

FACTORES GENÉTICOS

Vienen determinados por la herencia. Al nacer cada uno de nosotros posee un combinado único de genes que determina su FENOTIPO (hace referencia a la apariencia externa; Cabello, color de ojos, etc.) y su GENOTIPO (hace referencia a su estructura genética)

FACTORES ORGÁNICO-FISIOLÓGICOS

Dichos factores vienen determinados por la herencia genética, sin embargo las influencias ambientales, las enfermedades o los diferentes hábitos de vida que vaya adquiriendo cada niño, irán modificando dicho funcionamiento a la largo del tiempo.

CONDUCTAS REFLEJAS

Constituyen un conjunto de respuestas innatas, simples, rápidas e involuntarias, que son emitidas en unas determinadas situaciones vitales que exigen una respuesta inmediata y efectiva. La misión fundamental es garantizar la supervivencia de la persona. Reflejo de succión, reflejo de nado, reflejo de búsqueda, etc.

IMPULSOS Y CONDUCTAS HEREDADAS

Conductas como comer o beber responden a necesidades vitales de la especie  humana y vienen determinadas también por la herencia.

FACTORES ADQUIRIDOS O APRENDIDOS

Casi todos nuestros pensamientos, sentimientos y maneras de comportarnos no son heredados, sino que han sido aprendidos a lo largo de la vida.

Solemos decir que se ha producido aprendizaje o que una conducta ha sido aprendida, cuando esta conducta es estable y se ha adquirido a través de la experiencia o de la práctica.

Los niños aprenden a hacer, sentir y pensar aquello que ven y oyen más que lo que se les ordena que hagan.

¿Cómo definir la conducta?

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Describir de forma adecuada las conductas no siempre es fácil, porque los adultos estamos acostumbrados a etiquetar.
La atribución a conceptos abstractos o generales como MALO, EGOISTA, MALEDUCADO, del porqué de la conducta del niño no nos permite saber cuál es realmente el problema del niño, pues el punto de partida es una idea vaga y general susceptible de diversas interpretaciones y dificultan el acuerdo entre las personas que rodean al niño. El desacuerdo entre los padres suele tener efectos perturbadores sobre el comportamiento del niño. Si el padre desea que una determinada conducta sea eliminada, y la madre, por el contrario, no lo considera así, La actitud de ambos será distinta ante el hijo y este quedará confuso e inseguro, ya que no sabría exactamente lo que se espera de él.

-“Pepe es desobediente porque no hace lo que se le manda”
-¿“Y porqué no hace lo que se le manda”?
-Porque Pepe es un desobediente.

De esta manera, seguimos sin saber por qué Pepito no quiere hacer lo que le mandan.
La conducta del niño cambia con el paso del tiempo, sin embargo las etiquetas nos hacen ver al niño como inalterable, le marcan a veces para toda la vida e invitan a la pasividad. ¡Es así, que le vamos a hacer!

Parámetros o dimensiones de la conducta

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Toda conducta tiene distintas dimensiones o parámetros que la determinan y acaban de definir.

El número o variedad de conductas.- Cuando el niño se niega a ir al colegio, esta conducta se manifiesta a través de otra serie de conductas como la de llorar, gritar o decir que le duele la tripa.

La intensidad.- Hace referencia a cuánto grita el niño o la cantidad de comida que toma, por ejemplo.

La frecuencia.- Indica el número de veces que el niño realiza la conducta en un momento determinado. Por ejemplo, Cuantas veces se niega el niño a hacer los recados en la semana.

La duración.- Indica el tiempo que dura la ejecución de una determinada conducta. Por ejemplo, cuánto tiempo tarde el niño en tomarse el desayuno.

Tabla de registro de conducta

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Para observar rigurosamente una conducta y que nuestras descripciones no sufran olvidos o deformaciones debemos realizar registros escritos de la conducta, indicando los parámetros que nos ayudan a definirla.

Ejemplo de registro de conducta

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Con los datos podemos hacer una gráfica representativa de la conducta del niño. Esta observación inicial recibe el nombre de Línea Base que puede ser representada gráficamente.

La línea base es el punto de partida para nuestra intervención y nos servirá como punto de comparación tras la intervención, para saber si ha sido correcta y que la conducta del niño ha cambiado.

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Antecedentes de la conducta

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Un hecho que a menudo confunde a los padres es por qué, con frecuencia los niños manifiestan algunas conductas (rabietas, miedos, desobediencia, problemas con las comidas, agresiones…) sólo en determinadas circunstancias y situaciones y no en otras, en presencia de determinadas personas y no en presencia de otras y ante unos estímulos concretos y no ante otros.

Para entender el porqué de este hecho es preciso tener en cuenta que, si una circunstancia, persona o situación están presentes cuando el niño emite una conducta que va seguida de una consecuencia agradable, la persona, la situación o la circunstancia en cuestión se convertirán en estímulos anunciadores del futuro reforzamiento de la conducta, y, por tanto, ésta se dará con mayor probabilidad en esas situaciones que en cualquier otra. Por ejemplo, si la rabieta de Carlos va seguida de un reforzador positivo (conseguir lo que quiere) en su casa y ante su madre, pero no en el colegio y ante la maestra, es probable que en el futuro, Carlos tenga rabietas en casa y ante su madre, pero no en el colegio. Si la conducta de llorar a la hora de irse a dormir es reforzada por el padre de Margarita, pero no por la madre, es esperable que el niño exhiba dicha conducta cuando está su padre, pero no cuando está su madre.

Consecuentes de la conducta

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Si la conducta de Isabel de vestirse sola va seguida de un premio o de una recompensa, como las alabanzas de su madre, las muestras de atención o afecto, o un premio, Isabel tenderá a repetir dicho comportamiento con más frecuencia y lo aprenderá mejor.

Si cuando la madre de Isabel manda a la niña a un recado, Isabel recibe un premio (golosina, dinero) por hacer dicho recado a la primera insinuación de su madre, Isabel estará dispuesta a hacer los recados en cuanto su madre se lo pida.

El prestar atención. Las palabras de elogio y aprobación, así como los premios, reciben al  nombre de recompensas o reforzadores positivos, porque refuerzan y consolidan las conductas.

Por el contrario, si la conducta del niño no va seguida de consecuencias agradables, es menos probable que vuelva a ocurrir en el futuro. Esta conducta de debilitará y se extinguirá.

Muchos padres creen que es natural que los niños realicen las conductas consideradas buenas y deseables y por ello no se preocupan por reforzarlas. En estas condiciones, difícilmente se repetirán, con lo que será muy poco probable que se constituyan en comportamientos estables para el niño. De esta manera, esas conductas no reforzadas no llegarán a aprenderse.

Resumiendo. Toda conducta o comportamiento que reciba un premio u una consecuencia agradable, tenderá a repetirse en el futuro. Por el contrario, aquellas conductas que no sean reforzadas tenderán a extinguirse.

El Refuerzo positivo

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El principio del refuerzo positivo implica que cuanto más se refuerza una conducta o una respuesta, más probable es que dicha conducta se repita en lo sucesivo. Por el contrario, si una respuesta se deja de reforzar o la consecuencia que se deriva de ella es desagradable para la persona que la emite, ésta se irá progresivamente debilitando e incluso llegará a desaparecer o a extinguirse por completo. Por ejemplo, cuando Marina ordena su cuarto o hace los deberes sus padres le premian con un comentario cariñoso. Es esperable que Marina repita dichas conductas con frecuencia y aprenda a realizarlas de forma sistemática.

El Refuerzo Negativo

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La retirada de un estímulo aversivo contingentemente a una respuesta que queremos incrementar se conoce como reforzamiento negativo. Por ejemplo, Cuando hace frio, enciendo la calefacción o me pongo un jersey. La experiencia previa me ha enseñado que, haciendo estas conductas podré mitigar el frio que siento. Las conductas de evitación presentes en las fobias y los rituales característicos de TOC se mantienen por un proceso de reforzamiento negativo. Así, la evitación y la realización de rituales facilitan la desaparición de estímulos aversivos, como son el miedo o la ansiedad. Otro ejemplo sería el procedimiento empleado por un profesor para aumentar la puntualidad de sus alumnos. Así por cada semana que el estudiante llegara puntual a clase el profesor eliminaba una falta anterior (cinco faltas significaba la expulsión).

Los reforzadores negativos, aunque frecuentes en la vida diaria (por ejemplo levantarle el castigo al niño después de estar un tiempo calladito) no suelen utilizarse en los programas con niños, ya que implican que, previamente, se ha de establecer una situación aversiva o desagradable para el niño.

Moldeamiento

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El moldeamiento es un procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta meta. Por ejemplo, la mayoría de los padres utilizan este procedimiento cuando enseñan a hablar a sus hijos. Así, cuando el niño es pequeño los padres refuerzan cualquier semejanza entre el lenguaje del niño y el lenguaje adulto. Al comienzo refuerzan sonidos que son aproximaciones lejanas a palabras reales. Más adelante se requieren aproximaciones cada vez más cercanas a la conducta meta para proporcionar refuerzo. A medida que crece, otros individuos también le refuerzan por el habla adecuada mientras extinguen las palabras inapropiadas.  Para llegar a que Carlos hable tranquilamente y sin gritar, podríamos establecer los siguientes pasos o aproximaciones. En primer lugar, reforzaríamos los posibles cambios en el tono de su voz. A continuación, le enseñaríamos a pedir las cosas por favor. En tercer lugar, le haríamos pedir las cosas por favor y sin gritar. En cuarto lugar, le enseñaríamos  a hablar con normalidad cuando se dirija a sus padres. En quinto lugar, le exigiríamos hablar normalmente cuando se dirija a cualquier miembro de la familia. Y en sexto y último lugar, le haríamos aprender a hablar sin gritar.

Probablemente una de las formas más eficaces para enseñar a leer consista en la disposición gradual de la tarea, tal que se progrese de la letra a la palabra, de esta a la frase y de aquí al texto, de manera que cada unidad siguiente contextualice la anterior.

Encadenamiento de Respuesta

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Las conductas complejas se pueden descomponer en otras más sencillas; esto permite al terapeuta trabajar por separado cada uno de los eslabones simples de la cadena.

Un gran número de tareas de autocuidado que llevamos a cabo de manera cotidiana suponen el encadenamiento de segmentos conductuales como lavarse los dientes, vestirse, prepararse el desayuno.

Economía de Fichas

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Los programas de economía de Fichas son procedimientos dirigidos a establecer un control estricto sobre un determinado ambiente, para  de esa forma controlar las conductas de una persona o de un grupo de personas. Con esta técnica se introduce, en el medio del paciente, un reforzador artificial generalizado intercambiable por los reforzadores habituales en el ambiente del paciente. La emisión del reforzador artificial está estrictamente controlado por el modificador de conducta y es contingente a la emisión, por parte del paciente, de aquellas conductas que se desea incrementar o mantener.

Por ejemplo, para que Luis llegue a ordenar su habitación, estableceremos una serie de conductas encaminadas a ello, así como el sistema para obtener los correspondientes puntos según lo pactado con el niño. Podemos establecer, por ejemplo, las siguientes condiciones:

  • Si no hay nada tirado por el suelo, daremos al niño un punto.
  • Si la cama está hecha, el niño ganará otro punto.
  • Por mantener la mesa ordenada. Ganará otro punto.
  • Y, si la ropa está recogida, ganará otro punto más.
  • Finalmente, por mantener toda la habitación en orden; es decir, si no hay nada en el suelo, si la cama está hecha, la mesa ordenada y la ropa recogida, en lugar de los cuatro puntos anteriores, daremos al niño un total de cinco puntos.

Estas conductas debe realizarlas después de levantarse y antes de ir al colegio, que será el momento fijado para obtener los puntos.

Luis puede escoger entre refuerzos inmediatos (más baratos) y refuerzos a largo plazo (más caros), pero todos los días debe gastar al menos tres puntos en los refuerzos inmediatos. Estos se dispensan inmediatamente después de la cena.

                La lista de refuerzos es la siguiente:

  • Media hora de video o TV……..3 puntos
  • Diez minutos de juego extra……1 punto
  • Un paquete de cromos……………1 punto
  • Cena preferida el día siguiente….3 puntos
  • Una pieza de mecano………1 punto
  • Batido de chocolate……..2 Puntos
  • Un vaso de zumo……2 puntos
  • Ir al cine el Sábado……..25 puntos
  • Invitar a merendar a un amigo……20 puntos
  • Una pelota………………..50 puntos
  • Una cámara de fotos……75 puntos
  • Un equipo de futbol………100 puntos

En el proceso se informa al niño de los objetivos del programa y se obtiene su acuerdo. Se establece un  primer plazo de dos semanas en el que se comprobará el cumplimiento de las tareas todos los días y se recompensará cada una de ellas.

Contratos Conductuales

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El contrato conductual o contrato de contingencias es un documento escrito que explicita las acciones que el niño  está de acuerdo en realizar y establece las consecuencias del cumplimiento y del no cumplimiento de tal acuerdo.

Además de ser una técnica de gran utilidad en sí misma, también constituye un procedimiento complementario o auxiliar de otras técnicas, como la de los programas de fichas o puntos.

En un contrato conductual debe especificarse:

  • La conducta o conductas que se espera que emita cada una de las personas implicadas.
  • Las consecuencias que obtendrán en caso de realizar esas conductas.
  • Las consecuencias que obtendrá en caso de no realizar esas conductas.

Los contratos suelen ser muy indicados cuando queremos modificar conductas relacionadas con el orden de la casa, el trabajo, el uso del tiempo libre, las tareas escolares o el aseo personal

El Castigo

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El castigo positivo es la presentación de un estímulo aversivo después de una respuesta que disminuye la frecuencia de esa respuesta. Con la utilización de este procedimiento se obtiene con gran rapidez el efecto de supresión deseado. Sin embargo, es frecuente la aparición de efectos secundarios negativos como provocar daños físicos, facilitación de modelos agresivos, provocar reacciones negativas hacia la persona que lo aplica, etc.

Por ejemplo, Pedrito no obedece a su madre cuando le manda lavarse los dientes. Ante la insistencia de su madre, el niño no se da por enterado y la madre opta por darle un azote por desobediente. Pedrito, entonces de lavará los dientes por miedo a recibir nuevos azotes y su madre continuará castigándole para que se lave los dientes. De este modo, la madre de Pedrito habrá reforzado su propia conducta de castigar para lograr que el niño tenga cuidado de su aseo personal.

El castigo negativo es la retirada de un estímulo reforzante contingentemente a la emisión de una respuesta que queremos eliminar. Aquí se podrían incluir las técnicas de Tiempo Fuera y el Costo de Respuesta.

Es efectivo el Castigo Positivo

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Si el castigo es utilizado de una manera tan amplia por parte de los padres es, sin duda, porqué el mismo tiene un efecto inmediato sobre la conducta de los niños que la hace especialmente atractivo para los padres.

Además, este éxito aparente y momentáneo logrado sobre la conducta del niño, refuerza, por su parte, la conducta del que aplica el castigo, y de este modo, en el futuro se tenderá a utilizar el castigo siempre que aparezca la conducta que se quiere corregir.

Sin embargo, con el castigo no se logra que el niño aprenda una nueva conducta más adecuada, sino que sólo se logra, en parte, evitar o reducir una conducta problema. Por otro lado, con el castigo sólo se logra un éxito pasajero, puesto que el niño no aprende a través de él una conducta adecuada nueva, sino que lo que aprende es, básicamente, a evitar el castigo.

¿Por qué conviene evitar el castigo?

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– Puede generar sentimientos de miedo o temor entre padres e hijos.

– Hace aprender al niño conductas de huida y evitación, sobre todo respecto a la persona que castiga.

– El niño aprende a engañar, a huir o a “escurrir el bulto” para escapar del castigo.

– El niño aprende a comportarse agresivamente imitando el modo como se le trata. De padres que gritan, pegan o castigan, es normal encontrar hijos que acaban haciendo lo mismo.

Extinción

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El procedimiento de Extinción consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta previamente reforzada. La extinción es un proceso que requiere mucha calma y paciencia para quien lo lleva a cabo. Es un proceso más lento que otros métodos de reducción de conductas, incluso puede producir inicialmente un incremento de la misma, pero si se mantiene la extinción progresivamente comenzará a disminuir  la conducta hasta su eliminación completa.

Es un procedimiento que resulta eficaz para reducir o eliminar muchas conductas inadecuadas en niños pequeños, como rabietas, quejas al ir a dormir, etc.

Extinguir significa hacer como que no se ha oído ni visto nada. Por tanto, cuando el niño comience con sus lamentos o lloriqueos, nuestra conducta debe ser la de seguir imperturbable, no mirarle, no pedirle que se calle, no hacerle mimos. Si es necesario, y vemos que podemos perder los nervios, podemos salir de la habitación, pero no hacer caso de los lloriqueos.

Tiempo Fuera

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Consiste en apartar al niño de las fuentes de gratificación o refuerzo cuando realiza la conducta que queremos eliminar. Para ello mandaremos al niño a un rincón o a un lugar aislado durante un cierto tiempo.

 Por ejemplo, Roberto tiene la fea costumbre de morderse las uñas de los pies. Sus padres saben que a Roberto le chiflan los dibujos animados, así que decidieron que, cada vez que pillaran a Roberto mordiéndose las uñas delante de la TV, la apagarían durante un minuto, ignorando las protestas y llantas del niño por quedarse sin sus dibujos.

La duración del tiempo fuera a de ser relativamente breve. Algunos autores hablan de un minuto por año hasta un máximo de 20 minutos.

Para que esta técnica funcione adecuadamente, igual que el Coste de Respuesta, Hay que informar previamente al niño del cambio en las consecuencias de la conducta, y hay que escoger un comportamiento alternativo al que queremos eliminar y reforzarlo fuertemente.

Aprendizaje por Imitación

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El aprendizaje por imitación es más eficaz cuando el modelo recibe recompensas por la conducta que realiza y cuanto más cordiales y afectuosas son las relaciones entre el  modelo y el niño. Según Bandura la mayor parte de la conducta humana se adquiere por aprendizaje observacional. Se puede modificar a través de este método la conducta motora, la activación emocional y fisiológica, así como aspectos cognitivos tales como opiniones y actitudes.

La observación es un procedimiento de aprendizaje presente en nuestra vida cotidiana y que influye sobre nuestra conducta. Por ejemplo, las campañas publicitarias buscan modelar nuestros gustos y comportamientos. Galst y White (1976) hallaron que los niños que veían mucha televisión y que les gustaba mirar los anuncios eran los que con mayor insistencia pedían ciertos productos, sobre todo cereales y golosinas, consiguiendo en un 48% de las ocasiones que sus madres comprasen lo solicitado.

Para Recordar

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– Recuerde que cuanto más se retrase una recompensa, menor será su efecto.

– La recompensa debe facilitarse después de que se haya realizado la conducta adecuada y nunca antes.

– No olvide premiar cualquier esfuerzo o progreso del niño por pequeño que parezca.

– No añada nunca una crítica a una recompensa, para que esta no se convierta en un castigo.

– Recuerde que nunca se debe premiar la conducta que se desee extinguir.

– No sea “tacaño” a la hora de recompensar al niño.