El tratamiento de la anorexia nerviosa debe centrarse en restaurar el peso y mejorar las condiciones físicas del sujeto; modificar las creencias disfuncionales respecto a la comida y el peso; mejorar la imagen corporal; mejorar la sintomatología asociada al trastorno (síntomas depresivos, de ansiedad, obsesivo-compulsivos, etc.); mejorar las relaciones familiares y sociales; y prevenir las recaídas.
Dado el estado de desnutrición que presentan algunos de estos pacientes, lo primero que hay que decidir es si el tratamiento debe realizarse en régimen ambulatorio o si el paciente debe ser ingresado. Esta decisión ha de tomarse teniendo en cuenta la gravedad y complejidad del trastorno.
En cuanto a la bulimia nerviosa, la propuesta de tratamiento está estructurada en tres fases:
Normalmente el tratamiento se hace en régimen ambulatorio, aunque se aconseja el ingreso hospitalario en caso de riesgo para la salud.